miércoles, 19 de diciembre de 2007

El día en el piso de Pompadour

Miró por la ventana y estaba allí, observándolo con esa mirada que ya se había vuelto cotidiana. Pero son paradojas de la realidad; "ver para creer" planteaba Santo Tomás, pero ahora a Pompadour no le bastaba. La vio allí día tras día, convirtiéndose en una perfecta realidad, en una perfecta ilusión, pero el observar aquel cuarto vacío, aquellas ventanas abiertas hacia el infinito, fueron suficiente razón para cuestionar todo. El correr presuroso a casa, el observarla nuevamente desde su ventana no ayudó a mitigar su desazón. Y así, decidió tirarse en el piso, y observar el cielo raso de su habitación.
Diderot se acercó lentamente y se recostó a su lado, con aquella parsimonia habitual, y así, los dos echados sobre la alfombra, comenzaron a divagar acerca de sus existencias. Pompadour con los ojos bien abiertos, se centró en punto especial del techo, y de pronto aquel se fue abriendo hasta dejar ver el cielo. Su mirada se concentraba en aquellas nubes que se deslizaban plácidamente. El sobrevuelo de pájaros le entregaba paz, asi como el poder sentir la brisa tocándole el rostro. Luego de unos instantes de observación giró su cabeza y miró alrededor. Diderot estaba echado en la hierba, con su abdomen contrayéndose por la respiración. Al volver a mirar el techo-cielo, divisó a lo lejos una figura que se deslizaba hacía él. Cada vez más cerca, sobrevolando el cielo en un vuelo zigzagueante. Al fin, luego de unos segundos, logró descubrir que era ella, y que lo miraba con detención, como buscando una respuesta de su boca, pero al final sólo terminó por esfumarse en el aire, y nuevamente las nubes ocuparon su lugar.
Quizás cuantas horas estuvo en el piso pensando en la visita al departamento del frente, en la visión de cielos nublados, en su soledad que casi sería completa sino fuera por el sabio de Diderot, pero aun asi, estas no fueron las suficientes para que el hambre hiciera mella en la humanidad de Pompadour. Fue ahi cuando abrío verdaderamente sus ojos y se dijo a si mismo con actitud determinada: "Necesito un pan con queso".

1 comentario:

alitamoras dijo...

Que día más lúdico! Y que cielo raso más sugerente! es literalmente irse en la volá.