Quizás son las nueve, quizás son las 10 de la mañana, eso no importa demasiado. El despertador no había sido programado porque era un sábado, pero Mary estaba acostumbrada a levantarse algo temprano. Tocó el lado izquierdo de su cama, pero extrañada notó que se encontraba algo frío. Él debe haberse levantado más temprano de lo habitual, pensó para sus adentros.
Todavía aletargada se puso de pie y estiró sus brazos lo más que pudo, tomó una camiseta de él, y cubrió su cuerpo antes desnudo. Marcel continuaba echado sobre la alfombra. La cortina se abre de par en par y los primeros rayos de sol se cuelan en la habitación. Marcel abre un ojo y observa sonriente a Mary. -Buen día dormilón- dijo ella con ternura de madre.
Entrar al baño y su piso helado. Observarse en el espejo, bosquejar la imagen recordada. Si, aun soy yo, es lo que todos nos preguntamos frente al reflejo. Movimientos condicionados. Rutina. Mojar la cara, tal vez levantar la tapa del baño y orinar lo suficiente. El calor comienza a recircular en nuestras venas, los músculos se reordenan y el cerebro comienza a procesar nuevamente la realidad. Sí, mojar el rostro y volver a despertar, volver a sentir que existe la vida después del sueño, que todo es un tránsito continuo.
Mientras piensa en el nuevo día, Mary intenta reconstruir el pasado. ¿Será mejor avanzar? ¿Disfrutar cada momento que está viviendo? ¿Pensar que nunca ocurrió?
La llave entra en la cerradura y emite su sonido característico. Se abre la puerta y se oyen los pasos dirigiéndose hacia el cuarto:
- ¿Mary? ¿Estás despierta?
- Si, estoy en el baño.
La puerta se abre y él la besa en los labios con suavidad. Ella queda mirando a su rostro por unos segundos. -Aun amó observarte mirar el mundo- dijo él con voz tenue. -Por supuesto. Pero ahora te observo a tí- , dijo Mary, mientras desviaba la mirada hacia la ventana abierta de su habitación.
Todavía aletargada se puso de pie y estiró sus brazos lo más que pudo, tomó una camiseta de él, y cubrió su cuerpo antes desnudo. Marcel continuaba echado sobre la alfombra. La cortina se abre de par en par y los primeros rayos de sol se cuelan en la habitación. Marcel abre un ojo y observa sonriente a Mary. -Buen día dormilón- dijo ella con ternura de madre.
Entrar al baño y su piso helado. Observarse en el espejo, bosquejar la imagen recordada. Si, aun soy yo, es lo que todos nos preguntamos frente al reflejo. Movimientos condicionados. Rutina. Mojar la cara, tal vez levantar la tapa del baño y orinar lo suficiente. El calor comienza a recircular en nuestras venas, los músculos se reordenan y el cerebro comienza a procesar nuevamente la realidad. Sí, mojar el rostro y volver a despertar, volver a sentir que existe la vida después del sueño, que todo es un tránsito continuo.
Mientras piensa en el nuevo día, Mary intenta reconstruir el pasado. ¿Será mejor avanzar? ¿Disfrutar cada momento que está viviendo? ¿Pensar que nunca ocurrió?
La llave entra en la cerradura y emite su sonido característico. Se abre la puerta y se oyen los pasos dirigiéndose hacia el cuarto:
- ¿Mary? ¿Estás despierta?
- Si, estoy en el baño.
La puerta se abre y él la besa en los labios con suavidad. Ella queda mirando a su rostro por unos segundos. -Aun amó observarte mirar el mundo- dijo él con voz tenue. -Por supuesto. Pero ahora te observo a tí- , dijo Mary, mientras desviaba la mirada hacia la ventana abierta de su habitación.
4 comentarios:
Pompadour no MB >=(!
ay, despues de pensarlo bien...
si m gusta MB para ella
es mas jugado
el otro es un pelotas
eso
se esta poniendo bueno este cuento...
saludorss
ay, despues de pensarlo bien...
si m gusta MB para ella
es mas jugado
el otro es un pelotas
eso
se esta poniendo bueno este cuento...
saludorss
menos mal que alguien le quitó las telarañas a la pobre mary!
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