Resuena la música. Interesante concepto, re-sonar, es como volver a sonar. El sonido es emitido, pero nosotros los procesamos por partida doble: escuchar y entender lo oido. Un sonido en doble forma, primigenia e interpretada. Tal era la divagación nocturna de Monsieur Pompadour, recostado en su sillón. Como era habitual, Diderot a sus pies, conectado con su "amo" (un perro ilustrado jamás tendrá amo, sus ideales van más por la fraternidad, la igualdad y por sobretodo la libertad) en el trance musical. A pesar de la comodidad del lugar, Diderot aún no se acostumbraba a su nueva casa, pero al igual que para Monsieur Pompadour, este era el rito iniciático, el bautismo para el hogar reconstituido ahora. Pero no siempre todo es perfecto; Madame Ciboulette, la septuagenaria del piso de arriba, no disfrutaba mucho de la música de Bela Bartok, demasiado siniestra en su opinión, por lo cual, decidió formar su propio ritmo. Una síncopa con el pie, luego un cierto contrapunto melódico con el otro, para luego hacer uso de "novedosa" instrumentación integrando una rica polirritmia (cualquier ensamble de música docta contemporanea, pelearía por los servicios de la Madame). Este "tercer movimiento" de su Sinfonia nº 1 "De pies y escoba", adquirió una suerte de sentido inverso en Pompadour. No había sincronía, sino molestia y malestar profundo. Tal vez el cambio no resultó tan bueno como esperaba, tal vez el salir de aquel segundo piso, para mudarse a la casa de la vuelta que tanto había deseado, terminó en fracaso. Monsieur Pompadour, hombre ciego como pocos, por un momento entendió que muchas veces nuestros deseos, son sólo eso, ideas, y lamentablemente no son las mejores en la mayor parte de las casos.
Cuando Madame Ciboulette, concluyó su obra magna, no hubieron aplausos, sino silencio, y de los más profundos, pero en su interior el sabor del triunfo era exquisito. En cambio, para Pompadour había sido un inicio truncado, por tanto, se debía irremediablemente partir desde cero.
Un par de casas más allá, Mary pensaba en lo mismo, un inicio desde cero sin Pompadour, a pesar de que él nunca estuvo ahí. Insisto, deseos son sólo ideas. Afortunadamente, para algunos todavia existe el "mañana sera un nuevo día"
Cuando Madame Ciboulette, concluyó su obra magna, no hubieron aplausos, sino silencio, y de los más profundos, pero en su interior el sabor del triunfo era exquisito. En cambio, para Pompadour había sido un inicio truncado, por tanto, se debía irremediablemente partir desde cero.
Un par de casas más allá, Mary pensaba en lo mismo, un inicio desde cero sin Pompadour, a pesar de que él nunca estuvo ahí. Insisto, deseos son sólo ideas. Afortunadamente, para algunos todavia existe el "mañana sera un nuevo día"